domingo, 3 de noviembre de 2019

Documentos clasificados revelan que Calderón dejó operar a la CIA en México

En un reportaje de Jesús Esquivel para la revista Proceso, se da a conocer que el ex presidente de México, Felipe Calderón, -escudándose en acuerdos firmados con Estados Unidos en el marco de la Iniciativa Mérida- Calderón otorgó a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) -siglas en inglés- licencia para operar libremente en México.

Documentos clasificados del Gobierno de Calderón, que pudo consultar Proceso, revelan cómo durante el sexenio del panista, el gobierno de los Estados Unidos desplegó a sus espías en territorio mexicano para “participar” en la guerra contra el narcotráfico, que al final resultó un fracaso.
De acuerdo con la investigación de Proceso, fue en septiembre de 2010, durante un encuentro protocolar realizado en Washington, el entonces director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), Guillermo Valdés Castellanos, expuso:
“Durante la administración del presidente Calderón el nivel de cooperación entre el Cisen y la CIA ha sido excepcional. Por lo tanto, es necesario profundizar y expandir los proyectos de cooperación que se pusieron en marcha en 2007 y 2008”.
En documentos clasificados por el gobierno mexicano se expone por primera vez lo que las autoridades del país y el gobierno federal estadunidense han negado siempre: la participación de agentes de la CIA en operativos realizados en México.
La CIA en México fue el 10 de septiembre de 2010, cuando el entonces titular de la Secretaría de Gobernación, Francisco Blake Mora, acordó junto con la CIA, un Acuerdo de Cooperación para el Intercambio de Información de Inteligencia (ACII).
Según el artículo 4 del ACII:
“las actividades en el marco del acuerdo, serán desarrolladas desde un centro de trabajo a ser reconocido, en adelante, como el Centro Regional de Inteligencia y Operaciones (CRIO)… Para el mejor desempeño de las actividades, cada una de las partes contará con un espacio físico dentro del CRIO y será responsable de los gastos relacionados con el equipamiento y mantenimiento de dicho espacio. Otros detalles relacionados con la utilización del CRIO podrán ser acordados por las partes en un instrumento que será parte integral del presente acuerdo”.


De acuerdo con la información de PROCESO, el encuentro, fue a puerta cerrada y se efectuó en Washington y su propósito era dar luz verde a la CIA para que sus agentes desplegados en territorio mexicano hicieran su trabajo de inteligencia.
Desde el 22 de mayo de 2007, según los expedientes clasificados en el sexenio de Calderón, se autorizó la operación de las agencias de inteligencia estadounidenses en México. Luego el 25 de agosto de 2008 se reforzó con la creación del Marco Estratégico de Inteligencia México-Estados Unidos, firmado por el propio Valdés Castellanos y Michael McConnell, director de la DNI.

miércoles, 2 de octubre de 2019

domingo, 29 de septiembre de 2019

martes, 3 de octubre de 2017

domingo, 25 de junio de 2017

El Cártel de la DEA. Parte 2.

Desde la sombra: Las dos caras de la DEA (E 24)

El Cártel de la DEA. Parte 1.

"El Cartel de Jalisco"... "Un invento de la CIA" y la vinculan al narco

Las EJECUCIONES EXTRAJUDICIALES de la CIA en México

miércoles, 14 de junio de 2017

La DEA provocó la matanza de las familias de Allende, Coahuila, revela investigación de Pulitzer

“A diferencia de la mayoría de los lugares en México destrozados por la guerra contra las drogas, lo que pasó en Allende no se originó en México. Comenzó en Estados Unidos, cuando la DEA logró un triunfo inesperado”, dice un fragmento de la investigación “Anatomía de una masacre” escrita por Ginger Thompson, periodista ganadora del Pulitzer.

De acuerdo con la publicación, la responsabilidad de la agencia estadounidense comenzó cuando un agente persuadió a un importante miembro de Los Zetas para que le entregara los números de identificación rastreables de los teléfonos celulares que pertenecían a dos de los capos más buscados del cártel, Miguel Ángel Treviño y su hermano Omar.

 Los reportes de lo que estaba pasando en Allende hicieron que las autoridades de Estados Unidos se dieran cuenta de la ira que había desencadenado aquella filtración: 28 muertos, según la cifra oficial, mientras que asociaciones de las víctimas hablan de alrededor de 300.


La masacre que se vivió en Allende en marzo de 2011 donde sicarios del cártel de Los Zetas irrumpieron en el municipio y secuestraron a todos los que llevaban el apellido de un presunto traidor, incluidos mujeres y niños, y redujeron sus cuerpos a ceniza, fue desatada por la Administración para el Control de Drogas (DEA), reveló una investigación de la Premio Pulitzer Ginger Thompson.


Tras el testimonio del miembro delator del cártel, la agencia estadounidense compartió información con una unidad de la policía mexicana y casi de inmediato los Treviño se enteraron de que habían sido traicionados. “Los hermanos planearon vengarse de los presuntos delatores, de sus familias y de cualquiera que tuviera un vínculo remoto con ellos”, destacó el Thompson.


La periodista mencionó que la atrocidad en Allende fue particularmente sorprendente porque los Treviño no solo habían basado algunas de sus operaciones en las cercanías — con movimientos de decenas de millones de dólares en drogas y armas por la zona cada mes — sino que también habían hecho del pueblo su casa.


En la investigación, la ganadora del Pulitzer destacó que durante años después de la matanza de Allende las autoridades mexicanas solamente hicieron esfuerzos inconsistentes para investigar. “Erigieron un monumento para honrar a las víctimas, sin determinar por completo lo que había sido de ellas ni castigar a los responsables”, precisó.


Al final, agregó, las autoridades estadounidenses ayudaron a México a capturar a los Treviño, pero nunca reconocieron el costo devastador de ello. En Allende, la gente sufrió, sobre todo en silencio, porque estaban demasiado asustados para hablar públicamente.

Hace un año, ProPublica y National Geographic emprendieron la labor de juntar las piezas de lo que pasó en este pueblo del estado de Coahuila: dejar a los que sufrieron la mayor parte del ataque, y a los que tuvieron algún papel en él, que contaran la historia en sus propias palabras, con frecuencia con gran riesgo para sus vidas.


Voces como las que aparecen en el artículo rara vez se han escuchado durante la lucha contra el narcotráfico en México: funcionarios locales que abandonaron sus puestos, familias asediadas por el cartel y por sus propios vecinos, operarios del cartel que cooperaron con la DEA y vieron asesinados a sus amigos y familias, el fiscal estadounidense que supervisó el caso y el agente de la DEA que lideró la investigación y quien, como la mayoría de la gente en esta historia, tiene vínculos familiares en ambos lados de la frontera.




“Cuando le preguntaron durante una entrevista sobre su papel en el caso, el agente, Richard Martinez se desplomó en su silla, con lágrimas en los ojos. ‘¿Cómo me hizo sentir el hecho de que la información se hubiera filtrado? Prefiero no decirlo, para ser honesto con usted. Me gustaría dejarlo así. Prefiero no decirlo’”, dice un fragmento de la investigación “Anatomía de una masacre”.

EL OPERATIVO Y LA FILTRACIÓN

De acuerdo con la publicación, a principios de 2011, en las afueras de Dallas, Estados Unidos, la DEA había lanzado el operativo Too Legit to Quit [Demasiado Legítimo para Rendirse], después de unas redadas que tuvieron resultados sorprendentes. En una, la policía había encontrado 802 mil dólares en efectivo, empacados al vacío y escondidos en el tanque de gasolina de una camioneta. El conductor dijo que trabajaba para un tipo al que solo conocía como “El Diablo”.


Después de más detenciones, el agente Richard Martinez, de la DEA, y el fiscal federal adjunto Ernest Gonzalez identificaron a “El Diablo” como Jose Vasquez, Jr., de 30 años, un nativo de Dallas que había empezado a vender droga cuando estaba en la secundaria y que entonces era el distribuidor de cocaína más importante de Los Zetas en el este de Texas, donde movía camiones llenos de drogas, armas y dinero cada mes.


Mientras se completaban los preparativos para detenerlo, Vasquez se fugó por la frontera hacia Allende, donde buscó protección de los miembros del círculo interno del cartel.


Pero Martinez y Gonzalez vieron en su huida una oportunidad. Si podían persuadir a Vasquez para que cooperara con ellos, les daría acceso a los altos rangos de un cartel, que era notoriamente impenetrable, y la posibilidad de capturar a sus jefes, especialmente a los Treviño, conocidos como Z-40 y Z-42, que habían dejado un sendero de cadáveres en su escalada a la cima de la lista de los más buscados por la DEA. Miguel Ángel Treviño era conocido como Z-40 y Omar como Z-42.

“Lo que Martinez quería eran los PIN (números de identificación personal) rastreables de los teléfonos Blackberry de los Treviño. Vasquez, después de huir, le había dado al agente una amplia ventaja. Su mujer y su madre todavía vivían en Texas”, describió la periodista Thompson en su artículo.

Para evitar la captura, continúa el texto, Los Zetas hicieron que su lugarteniente más cercano en Coahuila, Mario Alfonso “Poncho” Cuéllar, les diera celulares nuevos cada tres o cuatro semanas. Cuéllar le asignó la tarea de comprar teléfonos nuevos a su mano derecha, Héctor Moreno.

Ante la presión de obtener los PIN de los teléfonos, Vasquez recurrió a Moreno, utilizando información que él manejaba. Fue Gilberto, hermano de Moreno, quien había sido sorprendido al volante del camión con 802 mil dólares en el tanque de gasolina. Con 20 años de prisión por delante, Gilberto había confesado que trabajaba para Los Zetas y que el efectivo pertenecía a los hermanos Treviño.


Vasquez organizó que su abogado en Dallas representara a Gilberto y le prometió que no dejaría que nadie en el cártel supiera de las declaraciones incriminadoras de Gilberto. Moreno le devolvió el favor a Vasquez al aceptar conseguirle los números. Pero, llegado el momento, Moreno lo reconsideró.


De acuerdo con la publicación, alrededor de tres semanas después de que Vasquez le diera los números PIN a la DEA, los jefes del cártel recibieron la noticia de que uno de los suyos los había traicionado y lanzaron una ola de venganza.

“Fuentes oficiales cercanas al caso dijeron que un supervisor de la DEA en Ciudad de México compartió información relacionada con los números con una unidad de la Policía federal mexicana conocida como Unidad de Investigaciones Sensibles, cuyos agentes habían sido entrenados y examinados por la DEA”, detalló el artículo.

Un oficial de la unidad, dijeron las fuentes a Thompson, fue el responsable de la filtración. Cuando ocurrieron los hechos, los jefes de la unidad no respondieron a múltiples solicitudes de entrevistas.

Sin embargo, a principios de este año, uno de los supervisores de la unidad, Iván Reyes Arzate, se entregó a las autoridades federales estadounidenses para enfrentar cargos por compartir información sobre las investigaciones de la DEA con narcotraficantes. No queda claro si Reyes fue la fuente de la filtración en el caso de Allende.




No fue difícil para Los Zetas reducir la lista de delatores bajo sospecha, porque muy poca gente tenía acceso a sus números PIN. Entre ellos estaban Mario Alfonso “Poncho” Cuéllar, el lugarteniente más importante de los Treviño en Coahuila, y Héctor Moreno, mano derecha de 


Sin decírselo a Cuéllar, se establece en el texto, “Moreno le había dado los números PIN a Vasquez. Le estaba devolviendo un favor. El hermano de Moreno, Gilberto, era el conductor del camión que había sido detenido con 802 mil dólares en el tanque de gasolina. Frente a la posibilidad de pasar 20 años en prisión, Gilberto había confesado que trabajaba para Los Zetas y que el dinero pertenecía a los Treviño. Vasquez había arreglado que su abogado representara a Gilberto y prometió que impediría que nadie más del cartel supiera sobre sus declaraciones incriminatorias”.

Vasquez, Moreno, Cuéllar y Garza, cuyo rancho familiar fue la escena de muchos de los asesinatos de Los Zetas, huyeron a Estados Unidos cuando empezó la masacre y accedieron a cooperar con las fuerzas de la ley estadounidenses a cambio de clemencia, según refiere la investigación.

Los reportes de lo que estaba pasando en Allende hicieron que las autoridades de Estados Unidos se dieran cuenta de la ira que había desencadenado aquella filtración.


Los estimados de los números de muertos y desaparecidos varían enormemente entre la cifra oficial, que habla de 28, y la de las asociaciones de las víctimas, alrededor de 300. ProPublica y National Geographic, sin embargo, identificaron alrededor de 60 personas cuyas muertes o desapariciones han sido conectadas por familiares, amigos, grupos de apoyo a víctimas, archivos judiciales o informes periodísticos al asedio realizado por Los Zetas aquel año de 2011



domingo, 26 de marzo de 2017

Los asesinatos de la nación osage: la conspiración para matar indios millonarios que llevó a Estados Unidos a la creación del FBI

A principio del siglo XX, los miembros de la nación  indígena estadounidense de los Osage se convirtieron en las personas más ricas de la tierra. Pero uno tras otro , comenzaron a desaparecer 

Estas misteriosas muertes se convirtieron en uno de los primeros casos que investigó la Oficina Federal de Investigaciones (FBI).
La historia es el tema de un nuevo libro llamado Killers of the Flower Moon: the Osage Murders and the Birth of the FBI ("Los Asesinos de la flor de la Luna: las muertes de los osage y el nacimiento del FBI"), de David Grann.
"La nación osage, igual que muchos otros pueblos indígenas de Estados Unidos, fueron expulsados de su tierra hacia una parte del noreste de Oklahoma", le cuenta David Grann a la BBC.
"Se pensaba que esa tierra no tenía ningún valor. Era rocosa e infértil. Pero entonces bajo su reserva descubrieron unos de los depósitos de petróleo más grandes del país", señala el autor.
"Y los osage se convirtieron en la gente más rica del mundo".
Tal como cuenta Grann, los osage rompieron entonces con todos los estereotipos que se tenían de las naciones indígenas.
Los periódicos de la época hablan de la exorbitante riqueza de quienes llamaban "los millonarios rojos", que vivían en mansiones, vestían con pieles y joyas costosas y empleaban a sirvientes blancos.
Algunos pensaban que los indígenas, que eran considerados "primitivos" y "salvajes", no debían tener todo ese dinero y poder.
Y pronto los osage empezaron a desaparecer misteriosamente o a morir asesinados, uno tras otro.

Image captionA principios de los 1920 los osage se convirtieron en millonarios cuando se encontraron enormes depósitos de petróleo en su reserva en el noreste de Oklahoma.

Para los primeros años de 1920, decenas de osage habían sido encontrados asesinatos.

"Una mujer extraordinaria"

En su libro, David Grann, investigó a una familia particular.
"Seguí el caso de una mujer extraordinaria, llamada Mollie Burkhart, quien nació en territorio indígena en Oklahoma y hablaba el idioma osage", explica el autor.
"En un período de unos 30 años, la mujer se mudó a vivir a una mansión, se casó con un blanco y empezó a hablar inglés. Y su familia se volvió el principal objetivo de una conspiración para matarlos".
Mollie tenía tres hermanas y una tras otra, fueron asesinadas. Una fue envenenada, otra murió a tiros y la tercera falleció en una enorme explosión.
"Alguien colocó una bomba bajo su casa y la explosión mató a la hermana de Mollie, a su cuñado y a un sirviente blanco que vivía en la casa con ellos", dice David Grann.
Durante su investigación, Grann encontró fue que estos hechos no habían podido ocurrir sin la colaboración de las autoridades o al menos sin que estas "hicieran la vista gorda".


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Image captionDavid Grann basó su libro en la historia de Mollie Burkhart, cuya familia se volvió el objetivo principal de una conspiración para matarlos por su dinero.

Se había establecido toda una organización que conspiraba para obtener millones de dólares robándose el dinero de los osage y asesinándolos.
"Se trataba de una conspiración en la que participaron médicos ayudando a envenenar a los osage, empleados de funerarias que cubrían los asesinatos, periodistas que se rehusaron a escribir sobre las muertes, agentes de la ley y orden que fueron directamente cómplices en las muertes o indiferentes a ellas porque se trataba de indígenas y al sistema no le importaba" asegura el autor.
Pero entonces entró a la escena un joven llamado J. Edgar Hoover, quien dirigía una oficina que Grann describe como una "rama oscura" del Departamento de Justicia llamada Buró de Investigaciones.
Y los asesinatos de los osage se convirtieron en el primer caso que conducía Hoover y la primera investigación importante de asesinato de lo que pronto se llamaría FBI.
"Inicialmente, el FBI enredó las cosas", asegura Grann. "Había un bandido llamado Blackie que acababa de ser liberado de prisión y los investigadores pensaban que lo estaban usando como informante".
Y agrega: "Pero a Blackie lo perdieron de vista, robó un banco y mató a un policía".

"Uno de los sujetos más diabólicos"

Hoover, temiendo un escándalo, entregó el caso a otro investigador, un guardia forestal de Texas llamado Tom White.
"Éste era el inicio de la carrera de Hoover y, aunque parezca difícil creerlo, se sentía inseguro en su trabajo", explica el autor.
"Así que para evitar el escándalo entregó el caso a Tom White, quien organizó un equipo encubierto que incluía al que quizás era el único indígena en el buró".



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Image captionLos asesinatos de los osage fue el primer caso que investigó J. Edgar Hoover, quien entonces estaba a cargo de una oficina del Departamento de Justicia llamada Buró de Investigaciones.

Los agentes entonces se infiltraron en la región y utilizando sus más modernas técnicas de detección comenzaron a exponer una de las mayores conspiraciones de la historia de Estados Unidos.
En la investigación descubrieron a un hombre que Grann llama: "Uno de los sujetos más malos y diabólicos que he conocido en todos mis años de reportero".
Era William Hale, quien se había trasladado al territorio osage a principios del siglo XX.
"Había llegado como un hombre que no tenía pasado: nadie sabía de dónde venía, estaba vestido con harapos, viajaba a caballo y no tenía dinero".
"Pero poco a poco se fue volviendo cada vez más poderoso, acumulando tierras y ganado, y pronto llegó a controlar todo el territorio hasta llegar a ser conocido como 'el rey de las colinas de osage'", afirma David Grann.

"Controlaba a todos en la comunidad"

"Era un hombre con una faceta benévola, que parecía un maestro de escuela y que hacía que todos confiaran en él. Se le veía como un verdadero amigo de los osage".
Eventualmente Hale, junto con varios otros individuos, fue encontrado culpable de los asesinatos de los osage.
Se descubrió que Hale había engañado, intimidado, mentido y robado a los osage. Y con su creciente avaricia, también los había asesinado.


Documento de la investigación del FBIDerechos de autor de la imagenç


FBI
Image captionLa investigación del asesinato de los osage fue el primer caso del entonces llamado Buró de Investigaciones del departamento de Justicia.

Hale fue declarado culpable de asesinato junto con otros varios individuos. Fue condenado y enviado a la cárcel. Pero al final fue perdonado.
Según David Grann, muchos pensaron entonces que el perdón "fue un favor que le hicieron sus amigos en la política".
"Se decía que Hale controlaba a todos en la comunidad, desde el alguacil local, hasta los alcaldes y la oficina del gobernador", explica.
"Así, aunque se encontró a varias personas culpables de los asesinatos de los osage, la mayoría fueron dejados en libertad".
Al final, afirma el autor, la investigación reveló una serie de secretos y giros siniestros. Pero sobre todo, dejó al descubierto la frialdad y los prejuicios con que se trataba a las naciones originarias de Estados Unidos.

sábado, 18 de marzo de 2017

Reporte sobre agentes estadounidenses disfrazados de marinos mexicanos causa polémica

Operativo Militar Estadounidense en Matamoros

Polémicos operativos en México con agentes de EEUU

Agentes estadounidenses operan en territorio mexicano

Agentes de FBI y DEA operan disfrazados de militares en México

Operación "Leyenda"

“Operación leyenda”

La historia secreta detrás del asesinato de Enrique Camarena

OPERACIÓN EDRUN Y TRIDENTE _AÑO (1974)



LUGAR.- GUERRERO CON MIRAS A EXTENDERSE A TODO EL TERRITORIO MEXICANO EN COLABORACIÓN EL GOBIERNO MEXICANO

OBJETIVO.- INTERDICCIÓN DE MARIHUANA Y HEROÍNA

TIEMPO.- ENERO- MARZO 1974

NÚMERO DE AGENTES INFILTRADOS .- POR LO MENOS 20 DISTRIBUÍDOS POR TODOS LOS ESTADOS DEL TERRITORIO MEXICANO

A PARTIR DE LOS ACUERDOS CON ECHEVERRÍA ÁLVAREZ Y A PARTIR DE LOS GOBIERNOS POSTERIORES SE HACE DEL CONOCIMIENTO PÚBLICO QUE LOS AGENTES ANTINARCÓTICOS NO ESTÁN AUTORIZADOS PARA PORTAR ARMAS DE FUEGO CUANDO ESTÉN DENTRO DE LAS JURISDICCIONES;AÉREAS, TERRESTRES Y MARÍTIMAS

OPERACIÓN SEA/M (Actividad Especial de Aplicación de la Ley en México)



LUGAR.- SINALOA, MÉXICO

OBJETIVO.- CONTENER TRÁFICO DE OPIO Y HEROÍNA CAFÉ

EL PÁRRAFO SEÑALADO POR EL AUTOR ES INEXISTENTE EN LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA ACTUAL, ERROR.

LOS FACULTA LEGALMENTE-

EL ARTÍCULO 98, PÁRRAFO 10 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, SEGÚN LE CONFIERE AL EJECUTIVO PODER ABSOLUTO PARA TOMAR DECISIONES, PARA SUSCRIBIR COMPROMISOS EN SUS RELACIONES EXTERIORES, SIN QUE DEBAN SER SOMETIDOS AL CONGRESO DE LA UNIÓN.

CRÍTICA SE DESCONOCEN LOS OBJETIVOS Y LAS LIMITACIONES REALES DE LOS AGENTES ANTINARCÓTICOS

NÚMERO DE AGENTES INFILTRADOS 15, ALGUNOS DE ELLOS INFILTRADOS EN LAS EMBAJADA DE LA CDMX COMO COORDINADORES GENERALES